"Éramos todos muy amigos, nos gustaba jugar juntos, la pasábamos bien reunidos, intentábamos hacerlo lo mejor posible. Atacar mucho y luego recuperarla con la ilusión de volver a atacar y esperábamos la compañía de la suerte. Ése es el fútbol, muchachos."

Marcelo Bielsa




jueves, 13 de octubre de 2011

RONALDO

Ayer miércoles, se cumplió una efeméride digna de recordar. 15 años del gol de Ronaldo en el Multiusos de Santiago de Compostela. Un servidor, al igual que hiciera el entrañable Bobby Robson desde el banquillo, también se llevó las manos a la cabeza al verlo. Aquellos que sean minimamente futboleros, sin duda recordarán el tanto. No fue un gol con la finura y la exquisitez en el regate, del marcado por Maradona a Inglaterra o por Messi al Getafe. Fue más bien el gol de una bestia. Fuerza, potencia, velocidad, aceleración y pegada. Todo ello en grado superlativo. Descomunal. Dicha jugada, seguramente será la acción más recordada de lo que fue el paso efímero (sólo una temporada) de Ronaldo por el Barça. Fue un año increíble del brasileño.

En aquellos tiempos, el Barcelona era un club en permanente estado de convulsión. Un año atrás había pagado 15 millones de euros (récord de la época) por este futbolista. Una temporada después, la repercusión mediática del jugador era tal, que mientras se negociaba una mejora de su contrato, la situación tomó un rumbo inesperado y los tres representantes de Ronaldo (he escrito bien, eran tres) lo vendieron al Inter de Milán. Pero ahí queda su año como blaugrana. 47 goles en partidos oficiales (34 en Liga) y auténticas joyas de arte.

Luego del Inter, paso por Real Madrid, Milán y por último, su vuelta a Brasil. Y siempre, por supuesto, la selección de su país. En cada equipo demostró su clase pero, al mismo tiempo, fue añadiendo cicatrices de guerra a su físico. La lesión en Italia a finales de los 90 y posteriormente sus escandalosos problemas de sobrespeso, lo convirtieron en un jugador cada vez más limitado, pero con el mismo olfato goleador del primer día. Pero, al menos en mi opinión, ninguna de sus temporadas resultó tan memorable como la vivida en Barcelona. De haber repetido esa exhibición a lo largo de una década, "O Fenômeno" sería considerado actualmente uno de los más grandes jugadores de la historia. Y cuando digo grandes, me refiero a aquellos que pueden contarse con los dedos de una mano...

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