OTRO DE LA CANTERA

Isaac Cuenca se estrenó anoche como goleador del Barça. Buen desmarque, sangre fría frente al portero rival y perfecta definición con su pierna izquierda, para marcar el 4 a 0 ante el Mallorca de Joaquín Caparrós. Estamos ante un nuevo producto de la cantera azulgrana, pero eso sí, con una serie de matices. Su relación con el club catalán está salpicada de idas y venidas en sus todavía escasos veinte años. Con tan sólo diez llegaba por primera a la Masía procedente, curiosamente, del Espanyol. Su falta de progresión, sin embargo, hizo que poco después regresara a su Reus natal para continuar jugando al fútbol. Todavía en edad juvenil, vuelve otra vez a Barcelona para marcharse cedido la pasada campaña al Sabadell y ser partícipe del ascenso a 2ª A del equipo "arlequinado". Esta temporada regresa al Barça, para acabar despertando más interés en el propio Guardiola que en los técnicos del filial. Dicen que Pep ve en él a un nuevo Pedro, otro jugador que también irrumpió de una forma imprevista y sin el aval de una gran trayectoria en categorías inferiores.

Cuenca ha jugado completos los dos últimos partidos de Liga. Futbolista de banda, (hace unos años se desenvolvía como mediapunta) con capacidad de desborde y buen centrador, debe aprovechar la oportunidad que ante sí se le presenta. Justo en el momento en el que hombres como Alexis Sánchez, Afellay o el antes ya reseñado Pedro, están ausentes por lesión, Isaac gana protagonismo y vuelve a poner de manifiesto la confianza ciega que tiene Guardiola en la cantera. Ayer frente al Mallorca, participa activamente en el segundo gol con un fantástico centro al área y marca al comienzo de la segunda mitad el cuarto de su equipo. Coincide en el campo con otro jugador de la promoción del 91, como es Thiago Alcántara, a la vez que termina el partido compartiendo ataque con Leo Messi y con otra de las joyas de la cantera azulgrana (más joven incluso que el propio Cuenca) como es Gerard Deulofeu.

Desde luego su trayectoria es aún muy corta, pero el chico apunta maneras y demuestra que se adapta bien a la filosofía del Barça y a esa polivalencia que le permite adaptarse a diferentes posiciones del campo. En apariencia da la sensación de ser un futbolista serio y con la cabeza en su sitio y que puede estar ante la oportunidad de estabilizarse como jugador profesional, tras años de entradas y salidas, de campos de tierra o de estadios de 2ª B. Habrá que seguir sus pasos a partir de ahora, no vaya a ser que dentro de unos años lo veamos jugando la final de un Mundial, como ya hiciera el año pasado, el no hace mucho desconocido Pedro.