"Éramos todos muy amigos, nos gustaba jugar juntos, la pasábamos bien reunidos, intentábamos hacerlo lo mejor posible. Atacar mucho y luego recuperarla con la ilusión de volver a atacar y esperábamos la compañía de la suerte. Ése es el fútbol, muchachos."

Marcelo Bielsa




martes, 4 de octubre de 2011

DE LA NECESIDAD AL PRESTIGIO

Hoy he leído en la prensa una noticia según la cual, el Manchester United y el Milán estarían interesados en fichar al centrocampista español, Javi García. Este futbolista murciano, salido de la cantera del Real Madrid, milita actualmente en el Benfica de Lisboa. Me gusta esta situación. Me gusta que los futbolistas españoles salgan a jugar al extranjero y se conviertan incluso, en objeto de deseo de otros clubes del viejo continente. No hace mucho, esto no sucedía. El potencial de la Liga española, las cantidades que cobraban y, en definitiva, lo bien que se vive aquí, eran motivos más que suficientes para que a los jugadores de este país les diera pereza hacer las maletas.
Javi García (Benfica)

Un punto de inflexión, para que se produjera un giro en esta situación, se materializa a partir de 1995 con la llamada "sentencia Bosman". Según ésta, los futbolistas de países de la Unión Europea pueden, al igual que cualquier otro profesional, trabajar en otros estados de la Unión sin ser considerados extranjeros. La Liga española, compradora donde las haya, se comienza a llenar entonces de daneses, portugueses o franceses, a la vez que futbolistas de países no pertenecientes a la Unión Europea, logran la misma consideración que aquéllos mediante la vía de la doble nacionalidad. El jugador español, tras un proceso de auto reconocimiento de la nueva situación, entiende que una salida puede ser acudir a esas ligas, de donde salen jugadores para venir a la nuestra. Se impone la necesidad de buscar trabajo fuera.

Iago Bouzón (Omonia de Nicosia)

En los últimos años incluso, el éxodo ha sido mayor. Los éxitos de la "Roja" han hecho que el cartel de los futbolistas españoles haya aumentado. Ese prestigio no sólo abarca a los grandes nombres que juegan en Inglaterra, Portugal o Alemania, sino que también ha beneficiado a los que juegan en ligas más desconocidas, como Chipre, Hungría o Austria. Y es que España, futbolisticamente, está de moda. Como antes, por ejemplo, lo estaba Brasil. Aquí pensábamos que porque un jugador viniera de aquel país ya era un buen futbolista. Proporcionalmente, aún no son demasiados, pero extienden el nombre de España desde Hong Kong hasta Honduras y en definitiva, abren nuevas oportunidades. Bienvenidos sean (recibidos).

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